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Koenigsegg nos muestra su primer prototipo, el Koenigsegg CC Prototype
Publicado el 03/10/2015
Para todo hay un comienzo y desde koenigsegg quieren enseñarnos cómo fueron sus primeros pasos en la creación de superdeportivos. Data de la década de los 90 y se le conoce cómo Koenigsegg CC Prototype.
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El coche que os traigo hoy no se puede considerar cómo clásico, aún y a pesar de contar con 21 añitos a sus espaldas. Pero si entra dentro de los coches raros y exóticos, un tema que también nos gusta en Yclasicos. Además, y por si no es suficiente, forma parte de la historia de uno de los fabricantes más exclusivos del mundo dentro del mercado de los superdeportivos como es Koenigsegg.
A día de hoy, Koenigsegg cuenta entre sus creaciones con el brutal Koenigsegg Regera, una máquina disparatada de más de 1.500 CV, que muestra la evolución que ha ido teniendo la pequeña fábrica de Christian von Koenigsegg. Pero cómo todo, existe un comienzo y ese comienzo es el coche de las imágenes. Un prototipo lanzado allá por mediados de los 90 que aunque no se le reconoce tan fácilmente como un Koenigsegg, si muestra ciertos rasgos distintivos que se han podido ver en posteriores modelos de la marca, como la forma del parabrisas o la peculiar forma de abrir las puertas.
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Tampoco es tan brutal como sus modelos más recientes, pues colocado en posición central trasera se esconde un motor V8 de 4,2 litros de origen Audi (el del Audo V8 Quattro) que apenas llega a los 400 CV. Por otro lado, la carrocería si emplea materiales muy 'Koenigsegg', como es la resina sintética. Otra cosa que no fue desde el comienzo una seña de identidad son las puertas, pues las primeras versiones de este prototipo usaban una apertura convencional.
Y sí, las primeras versiones, pues este coche era usado habitualmente y modificado en la misma medida, empezando por ejemplo con un color plata para su carrocería, pasando al negro y posteriormente al color que se aprecia en las fotos. Pero este color también tiene su historia. Christian quería pintar el coche de naranja, pero quería un código de color de Volvo y aunque se encontraba de viaje, dio la orden a su taller de confianza de pintarlo con un resultado que no era el esperado. Se lo tomó como una lección de negocios y dejó el coche tal cual para recordar siempre esa lección.
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